lunes, 28 de noviembre de 2016

Aportes a los contratos de operación para el transporte público

Carlos Páez Pérez
25.11.2016

La Secretaría de Movilidad ha anunciado que se apresta a suscribir los nuevos contratos de operación con las cooperativas y compañías de transporte público, que las habilitarían a prestar sus servicios diez (10) años más; con ese plazo, estos contratos comprometerían a esta administración municipal y a las dos siguientes.  Por ello, es fundamental que se abra un debate respecto a los contenidos y mecanismos de ese nuevo modelo contractual, porque su aplicación definirá en gran medida el destino del sistema integrado, incluso cuando entre en operación la primera línea del Metro.

Como antecedente vale señalar que los actuales contratos fenecían el 31 de diciembre del 2013, hace casi tres años, pero siguen vigentes por una serie de prórrogas.  Más allá de las razones para tal aplazamiento, que deberían servir como insumos para diagnosticar la situación del sector y las expectativas de mejora, cabe señalar que la actual administración municipal recibió un modelo de contrato que fue largamente socializado y consensuado con los transportistas durante el 2012 y el 2013.  Lamentablemente, su afán de negar los avances anteriores y refundar la ciudad, ha conspirado para este alargamiento no justificado.

Esperamos que se divulgue el texto de los contratos que se firmarán próximamente y se recojan aportes y experiencias que lo pueden enriquecer, desde el interés de los usuarios. Con este espíritu de aporte, considero oportuno participar algunos elementos que se incorporaron en el modelo preparado durante el período que ejercí como Secretario de Movilidad, que considero fundamentales para encausar un necesario proceso de mejora continua del servicio, a la luz de la demanda permanente de la ciudadanía por superar las serias limitaciones actuales.  Estos elementos son: 

1. El reconocimiento de que el transporte público es ante todo un servicio a la comunidad y por tanto, es responsabilidad constitucional y legal del Estado (en este caso el Municipio, que tiene la competencia) de velar por la calidad de la oferta y el respeto del derecho del usuario. En este marco el interés de los transportistas, legítimo por cierto, debe supeditarse al interés y el bien común.

2. La competencia exclusiva de la autoridad pública municipal en la planificación integral del sistema de transporte público y de las rutas, horarios, índices de desempeño, índices y estándares de operación de obligatorio cumplimiento por parte de la operadora y requisitos cualitativos y cuantitativos de las flotas.  Tarea fundamental también incorporada es el establecimiento del derecho a fiscalizar que tiene el administrador y de exigir en cumplimiento de instrucciones operativas que coadyuven a cumplir los niveles de servicio esperados.

3. En los planes operacionales y en los índices de desempeño se desarrolla una visión integral y sistémica; es decir, los niveles de cumplimiento se refieren a la flota y a la zona de servicio, rebasando el criterio obsoleto de considerar cada unidad por su cuenta o incluso, cada operadora como si fuese independiente del resto.

4. Un capítulo completo dedicado a la fiscalización, evaluación y sanciones civiles por incumplimiento del contrato, que reconoce como medios de fiscalización a la inspección técnica vehicular, los sistemas tecnológicos y las encuestas y quejas de los usuarios, manejadas en un esquema sistémico y responsable.

5. Un capítulo completo dedicado a los términos económicos del contrato, que introduce el concepto de la caja común y fideicomiso para todo el DMQ y cada una de sus zonas, de manera que opere efectivamente un mecanismo de complementaridad y eficiencia en el servicio, rebasando la competencia entre buses o entre operadoras.  Se establecía el modelo de distribución del recaudo, a partir del explícito señalamiento sobre la distribución de riesgos, en función de los kilómetros recorridos y los costos de operación, que permita transparentar el costo del servicio y de allí, la tarifa y los eventuales subsidios.  Además, se introducía la novedad de un mecanismo de administración de multas y de bonificaciones para las operadoras de mejor desempeño comparado, de tal manera de consolidar un proceso virtuoso de mejoramiento continuo y sistemático de todas las operadoras, que no dependa de la voluntad de sus directivos o colaboradores, sino de la política pública definida por la autoridad y de la evaluación participativa del cumplimiento y desempeño.

Instamos al alcalde y a la Secretaría de Movilidad a que antes de firmar los contratos se revise el producto que han tenido en sus manos desde el inicio de su administración y que se valore críticamente los aspectos allí señalados, algunos de los cuales he referido en este artículo.

Diez años más en las mismas condiciones actuales son inaceptables. Los contratos más que un documento formal, deben entenderse como un instrumento de la administración municipal para provocar una reforma trascendente en el transporte público, que ponga por delante el interés común de contar con un servicio de mejor calidad: seguro, limpio, confiable, respetable y respetuoso, con horarios y rutas acordes a las necesidades de los usuarios. 

viernes, 13 de mayo de 2016

Qué pasa con los "Quito Cables" (2)

Carlos Páez Pérez
14.03.2016


                            Este artículo fue publicado originalmente el mi cuenta de facebook la fecha señalada; hoy lo pongo en el blog, para facilitar su acceso y lectura


Motivado por una noticia de El Comercio de hoy 14 de marzo del 2016, vuelvo sobre este tema de los Quito Cables para transmitir información a la ciudadanía que es de interés para valorar apropiadamente los avances del proyecto.

Antes de entrar en materia, más allá de los aspectos que tienen que ver con la buena práctica, formalidad y legalidad de la inversión pública, a los que me referiré más adelante, debo primero insistir en lo que he manifestado anteriormente: este proyecto no puede ser concebido como una obra de ingeniería solamente, sino más bien como un servicio de transporte público. Por lo tanto, si bien se requiere conocer los detalles constructivos, es fundamental definir paralelamente como este subsistema se integrará con el resto de elementos del sistema integrado de transporte público, incluyendo los temas de demanda a ser atendida y de tarifa, que son claves para establecer la viabilidad de un proyecto de este tipo. Mientras no se conozca cuál será el costo del servicio y su factibilidad social, es una aventura embarcarse en una inversión de esta magnitud.

Volviendo a la nota de prensa (ver foto), en concreto me voy a referir a lo que señala en su párrafo tercero, que dice textualmente "la fecha tentativa para empezar los trabajos es entre fines de abril e inicios de mayo del 2016, sostuvo Alejandro Larrea, gerente de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop)".


Esta afirmación, de ser cierta, deja dudas por lo siguiente:

1.    Ningún proyecto de construcción con fondos públicos puede arrancar si no se cuentan con los estudios definitivos de ingeniería y otros complementarios, como el de costos y el de impacto ambiental. Al respecto, según el contrato para la realización de los "Estudios complementarios para el detalle de ingenierías de la línea Roldós - Ofelia" que mantiene la EPMMOP con la Empresa de Gestión de la Escuela Politécnica Nacional, cuya fecha de arranque es el 29 de febrero del 2016 (Oficio No. 661-GG-147 del 3 de marzo del 2016, suscrito por el gerente general de la EPMMOP), establece plazos de 77 y 110 días para los estudios de ingeniería y los de costos y ambientales, respectivamente; es decir, recién para fines de junio se dispondría de toda la información requerida.

2.    Complementariamente, no se puede iniciar un proceso contractual para la construcción de una obra si no se cuentan con los términos de referencia específicos, los cuales, en función del contrato ya mencionado, estarían disponibles también para finales de junio.

3.    Una vez que se dispongan de todos los documentos técnicos para arrancar un proyecto, debe iniciarse el proceso de selección del contratista, de acuerdo a lo estipulado en el Sistema Nacional de Contratación Pública, lo cual implica un plazo mínimo de 45 a 60 días para la presentación de las ofertas por parte de los interesados y entre 15 días y un mes para el análisis de tales ofertas y adjudicación del contrato. En otras palabras, ajustándose en los plazos, el contrato de construcción no podría arrancar antes del mes de septiembre.

4.    Otra duda tiene que ver con la disponibilidad de fondos. En la nota de El Comercio se dice que "los recursos que se destinarán a este proyecto constan ya en el presupuesto del Municipio del 2016. Son alrededor de USD 40 millones". El hecho documentado es que en el presupuesto de la EPMMOP para la construcción de las líneas de Quito Cables, se tiene presupuestado USD 29.803.338,57 (Oficio No. 3544-GG-0024 del 31 de diciembre del 2015, suscrito por el gerente general de la EPMMOP); es decir, existe una brecha que debería ser cubierta, cuyo monto exacto se determinará cuando a finales de junio la Politécnica entregue sus resultados. Esto es más relevante ahora que al parecer se ha dejado de lado el anuncio original de una alianza público - privada que hubiese abierto otros mecanismos de financiamiento.

Por todo lo expresado, más importante que apurarse para colocar la segunda piedra de los Quito Cables, al año de la colocación de la primera, es corregir los errores: evitar imprecisiones y exageraciones de los anuncios mediáticos y hacer bien los deberes previos de movilidad e ingeniería de transporte que demanda esta obra.

Finalmente, vale recordar que más información sobre este tema pueden revisarla en mi post del 23 de febrero pasado.

Como siempre sus comentarios son bienvenidos.

jueves, 12 de mayo de 2016

Eliminación de revisión técnica vehicular semestral para taxis y buses disminuye seguridad vial

Bladimir Ibarra Mayorga y Carlos Páez Pérez
12.05.2016


Hace pocos días, mediante el Decreto Ejecutivo No. 975, publicado en el Registro Oficial No. 741 de 26 de abril del 2016, se reforma el “Reglamento General de Aplicación de la Ley Orgánica de Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial”.  En este texto, específicamente en el artículo 34, se cambia de semestral a anual la obligación de someterse a la revisión técnica vehicular (RTV) para los vehículos que prestan el servicio de transporte público, comercial y por cuenta propia, lo que a mi juicio podría acarrear consecuencias no deseadas sobre la seguridad vial, según paso a explicarlo.

Como antecedente, vale destacar que estamos en medio del “Decenio de acción para la seguridad vial 2011 – 2020” declarado por las Naciones Unidas, en respuesta a la creciente relevancia que cobran los accidentes de tránsito dentro de las causas de mortalidad a nivel mundial, conforme puede verse en la Figura No. 1.  Como consta en el Plan Mundial desarrollado por dicha organización para estabilizar y posteriormente reducir las cifras previstas de víctimas mortales en accidentes de tránsito en todo el mundo, entre las principales “iniciativas que dan resultados” están los instrumentos para la aplicación de medidas “… para velar para que solo puedan circular vehículos con el mantenimiento adecuado y conductores competentes”. En concordancia con ello, para tener “vehículos más seguros” (el tercero de los cinco pilares que debería enmarcar las estrategias nacionales de seguridad vial, siempre según la ONU) se alienta la aplicación de “… programas de evaluación de vehículos en todas las regiones del mundo para aumentar la disponibilidad de información a los consumidores sobre las prestaciones de seguridad de los vehículos.”

Figura No. 1
Principales causas de defunción: comparación entre 2004 y 2030 (OMS, 2011)

En este marco, a continuación se puntualizan los argumentos técnicos que sustentan la anterior afirmación sobre el error de haber eliminado la obligación semestral de la RTV para buses, busetas y taxis.  Estos argumentos han sido construidos a la luz de la experiencia de Quito que lleva adelante la RTV desde el 2003, así como algunas referencias internacionales de países de la región, que resultan útiles para contextualizar el problema:

·        Todos los años son noticia los vehículos de transporte interprovincial, intercantonal, intracantonal y urbanos accidentados, algunos de ellos con pérdida de vidas humanas que lamentar. Quito presenta una menor proporción de accidentes por causas mecánicas que el resto del país. Más aún, la casi totalidad de vehículos de transporte de pasajeros y de carga accidentados en Quito en los últimos 10 años fueron matriculados en otras partes del país, sin cumplir una revisión técnica homologada a la del Distrito Metropolitano (que incluya inspección de los sistemas de alineación; suspensión; frenos; estado general del vehículo; emisión de gases; etc.). La estadística demuestra que aprobar la RTV disminuye las probabilidades de ocurrencia de accidentes de tránsito, especialmente los producidos por fallas mecánicas. Como referencia se presenta la Figura No. 2 con los datos de fallecidos por 100 mil habitantes en accidentes de tránsito, donde existe una diferencia significativa entre el promedio nacional con el de Pichincha, que se debe, en buena medida a que en Quito se aplica la RTV.

Figura No. 2
Muertos en accidentes de tránsito 2010 – 2015 (ANT, 2016 e INEC, 2016) 

·        La frecuencia de la revisión, semestral para los vehículos de transporte público y comercial, siempre estuvo en relación con la intensidad de su uso. Los vehículos de transporte público en el DMQ recorren 65.900 km/año en promedio, pudiendo incluso alcanzar y superar los 90.000 km/año (percentil 90%); la actividad media de los taxis es mayor aún que la de los buses, obviamente. Por su parte, los vehículos particulares livianos tienen una actividad media de 16.500 km/año (pudiendo alcanzar o superar los 27.000 kilómetros (percentil 90%).

·        Esto quiere decir que los vehículos de transporte público y comercial tienen una actividad tres, cuatro o más veces mayor que los particulares livianos. Cosa similar ocurre en otros países de la región.  En atención a ello, la RTV de este tipo de vehículos en países que son una referencia para el nuestro, como Costa Rica y México, es semestral e incluso trimestral en el caso de Chile. La RTV de Quito y de los países indicados ha sido una referencia para la RTV obligatoria de Colombia; allí también es semestral.

·        Todos los planes de mantenimiento preventivo de vehículos, y la visita correspondiente a los talleres de revisión e inspección, son función directa de los kilómetros recorridos; y, la seguridad, e incluso la vida útil de los mismo, está en relación directa con la gestión del mantenimiento. En tal sentido, el costo actual de la revisión en Quito para vehículos particulares livianos (28,51 USD), es muy adecuado a la realidad de este tipo de servicios, más aún si se tiene en cuenta que la RTV obligatoria incluye más de 190 parámetros ambientales, de seguridad y propiedad del vehículo. El costo de la revisión semestral de los buses (37,92 USD)  y taxis (19,31 USD) es más adecuado aún si se tienen en cuenta los requerimientos de gestión del mantenimiento en función de su actividad.

·        La RTV no es solo un requisito establecido en la ley de tránsito desde 1996 y ratificado en todas las reformas legales posteriores: La RTV en Quito, después de 13 años de aplicación, está incorporada a la cultura de seguridad ciudadana, a los procedimientos de inspección y mantenimiento vehicular mínimos necesarios para poder circular en condiciones ambientales y de seguridad básicas.


Por lo indicado, es necesario que las autoridades competentes revisen la decisión aquí comentada, para asegurar la progresiva mejora de las condiciones ambientales y de seguridad, especialmente relacionadas con los vehículos motorizados que circulan por las vías de nuestro país, o, en su defecto, que al menos incorporen una disposición general que permita que aquellas ciudades que valoran y aplican la revisión semestral de ese tipo de vehículos lo sigan haciendo. 

viernes, 8 de abril de 2016

Vía paralela al túnel Guayasamín ¿Repetir los errores del pasado?

Carlos Páez Pérez
08.04.2016


Hace pocos días, el alcalde de Quito anunció la optimización del ingreso vehicular a Quito desde el valle de Cumbayá-Tumbaco y el nuevo aeropuerto de Tababela, con una inversión de 130 millones de dólares; la obra se realizará, a través de la modalidad de asociación público-privada, que implicaría una concesión vial por 30 años, en los que el socio externo recuperará la inversión a través del cobro del peaje en la av. Guayasamín.

Según las primeras informaciones, el proyecto sería ejecutado por la empresa China Road and Bridge Corporation, CRBC y consistiría en la construcción de una vía a cielo abierto paralela al actual túnel Guayasamín, junto con intercambiadores de tránsito a desnivel en el sector de Tanda, en la plaza Argentina y en la Shyris y Eloy Alfaro, que constituyen el punto de llegada a la ciudad del tráfico proveniente del otrora valle agrícola oriental.

El flujo diario en la vía existente, alrededor de 34 mil vehículos livianos en las dos direcciones, con el peaje de 40 centavos por pasada (y considerando los descuentos que se venían aplicando hasta el mes pasado para usuarios frecuentes), significa un recaudo anual de 4,5 millones de dólares, que se han invertido mayormente en el mantenimiento de todo el eje vial, incluido el túnel, y en el mejoramiento de la conectividad con las poblaciones ribereñas. Este nuevo proyecto requiere obligatoriamente una significativa elevación de esa tarifa y revisión de los descuentos, a fin de garantizar condiciones financieras atractivas para el inversionista.

Figura No. 1
Recaudo en el peaje av. Guayasamín (fuente: EPMMOP)


https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEEQxcCRjQ_v5xcv0U9aHm8fPgFAtZyn_7ivcSS1ixb4uZBP7ya_wJrJ4TmZa9czPDyyGuuivh6HBBYGT-gf44kAbquwVubYLmLF-VXb9wyHqU9Q_wTt4V-yP65LjY-S5cuflrkA299S2z/s400/Peaje+123.jpg
Subir el peaje, en principio podría pensarse como razonable, más aún si se considera que el monto actual se ha mantenido sin cambio desde hace casi una década. Debe revisarse cuidadosamente la racionalidad de la inversión, los intereses y ganancias.  Con eso en mente, es un criterio equitativo que los usuarios de la nueva infraestructura paguen por su construcción, en lugar de apelar a la contribución por mejoras, que grava a todos los propietarios de predios, independientemente de si tienen vehículo o si efectivamente utilizan la vía.  La crítica al planteamiento municipal más bien tiene que ver con la visión estratégica y de largo plazo sobre la movilidad en Quito y el sentido de las prioridades en la inversión pública, aunque se haga bajo la modalidad público-privada.

La conectividad entre los suburbios residenciales y el centro urbano ha sido muy estudiada a nivel internacional y la mayoría coinciden que la ampliación de las capacidades de las autopistas de acceso, si bien pueden generar alivios temporales a la congestión y sus consecuentes pérdidas de tiempo, paciencia y recursos, a la larga tienden a complicar más el escenario, al inducir a más gente a moverse en vehículo particular, generando un fenómeno adictivo insoluble desde esta perspectiva.  Esto es particularmente grave, si se toma en cuenta que Cumbayá ha venido creciendo más rápido que el DMQ (4,0% frente a 2,3% anual, en el período 1990 - 2015) y es una de las áreas predilectas para residencia de sectores de medianos y altos ingresos, cuya atracción por el auto privado es bien conocida.

Por ello, se ha insistido en plantear que la solución debe tener una visión integral que priorice el transporte colectivo que, incluso en esta zona, constituye el modo de desplazamiento utilizado por dos de cada tres ciudadanos.  Esto implica superar el arcaico criterio utilizado por algunos planificadores y administradores de “primero construyamos las vías y después veremos quién circula por ellas”; es necesario continuar con el plan existente en la administración municipal anterior de implementar un corredor de buses tipo ecovía, que supere las limitaciones operacionales del actual servicio y aproveche la posibilidad de destinar corredores exclusivos, o al menos preferenciales, con paradas y estaciones de intercambio e integración con el sistema urbano estratégicamente ubicadas, en función de la demanda (ver a este respecto el texto del artículo 2 de la Ordenanza No. 103, con atención a las dos últimas líneas que se incorporaron por pedido nuestro y el Oficio No. 225-JAG-DMQ-2016 que remitió el coordinador del bloque de concejales de PAIS al alcalde).  En este análisis integral debería considerarse el Metroférico, cuyos estudios parecen estar congelados.

El túnel actual, inaugurado en agosto del 2005, que en su momento fue la inversión en infraestructura vial más importante de la ciudad, nació con el inexcusable defecto de impedir el tránsito de los buses interparroquiales, lo cual condenó a miles de usuarios a un incremento de sus tiempos de viaje en al menos media hora, al ubicar la estación de llegada lejos de su añorado “partidero a Tumbaco” de la plaza Argentina. 

En ese entonces, quizás con menos conciencia sobre la necesidad de una movilidad sustentable y la prioridad de lo colectivo sobre lo individual, se permitió ese error, que hoy no podemos volver a repetirlo.

martes, 23 de febrero de 2016

¿Qué pasa con los "Quito Cables"?

Carlos Páez Pérez
23.02.2016


Cuando a principios de mayo del año pasado, el alcalde anunció la colocación de la primera piedra de la estación La Argelia de la línea sur del proyecto “Quito Cables”, (http://goo.gl/CsYQEW) salí al paso para demandar un tratamiento adecuado del tema, ya que sin contar con los estudios y análisis previos, es inaceptable iniciar la construcción de una obra (https://goo.gl/rlMg2s).  Luego de los obvios intercambios y debates, en redes y medios de comunicación, la alcaldía rectificó, aunque sin reconocer su precipitación inicial, y modificó el sentido y alcance del acto, llevándole a una intervención urbana preliminar en la zona donde supuestamente se ubicaría la mencionada estación.

Pero, ¿qué ha pasado desde entonces? A continuación un breve recuento y mi opinión al respecto.

En primer lugar, para contextualizar este proyecto específico, es oportuno tener presente lo que dicen los manuales y las mejores prácticas en gestión pública sobre el proceso de planificación previa, que mandan que conforme se va adquiriendo información de mayor detalle sobre la necesidad a cubrir y las condiciones del entorno a atender, se vaya avanzando en el diseño de las soluciones.  En este sentido, un proyecto, como el que genera esta reflexión, parte de su identificación, para luego pasar al diseño conceptual y los análisis técnicos, financieros y legales de factibilidad, para recién arribar a las ingenierías definitivas y los esquemas de operación. 

Bajo este marco conceptual, el anuncio del alcalde de mayo del año pasado, apenas contaba con un estudio preliminar, por lo que es claro el apresuramiento a anunciar la colocación de la primera piedra.  Desde entonces, otros contratos de consultoría se han realizado o están en ejecución, por más de un millón trescientos mil dólares, según puede verse en el Tabla No.1; pero todos ellos (los ejecutados, vale aclarar), a juicio de la consultora Arias & Villagómez, “son estudios que tienen un nivel preliminar, salvo el estudio geológico que tiene datos definitivos, pero resultaría parcial si se decide incorporar trazados adicionales a las rutas establecidas por DCSA y cubre solamente dos líneas.  Por lo tanto, estos estudios corresponden a una primera etapa de planificación” (el subrayado es mío).  Cabe notar que este diagnóstico está fechado diciembre del 2015, siete meses después que el anuncio ya referido.

Tabla No. 1
Estudios contratados para el proyecto “Quito Cables”

Objeto del estudio
Contratista
Estado
Costo (USD)
Estudio preliminar para la implementación de tres líneas de transporte por cable en barrios altos del DMQ
DCSA
Finalizado
68.000
Ejecución de la topografía y determinación de la viabilidad geológica - geotécnica de dos líneas del sistema de transporte por cable del DMQ
PUCE
Finalizado
59.768
Plan de negocios mediante colaboración público - privada del proyecto de sistema de transporte por cable del DMQ
Gustavo Montalvo
Finalizado
37.000
Estudio de viabilidad preliminar del proyecto del sistema de transporte por Cable de Quito
INECO
Finalizado
66.500
Estudio de demanda del sistema de transporte por cable del DMQ
PUCE
Finalizado
70.000
Encuesta de movilidad para el sistema de transporte por cable del DMQ
IESOP
Finalizado
20.000
Elaboración de pliegos para la licitación de las líneas de transporte por cable del DMQ
DCSA
Finalizado
68.000
Asistencia técnica en el proyecto Quito Cables
Arias & Villagómez
Finalizado
28.360
Modelación integrada de demanda del proyecto Quito Cables
Fredi Paredes
En proceso de entrega definitiva
72.000
Estudios complementarios para el detalle de ingenierías de la línea Roldós – Ofelia del proyecto Quito Cables
EP EPNTech
En ejecución
633.051
Difusión en medios alternativos, actos públicos e información al a ciudadanía del proyecto Quito Cables y su metodología de implementación
Carlos Alberto Correa
En ejecución
201.600
Total


1.324.284

Además, la propia consultoría mencionada establece que los “estudios encargados por el Municipio presentan una dispersión en cuanto a los criterios utilizados para el análisis.  Esta dispersión se genera debido a que los estudios han sido elaborados por diferentes consultores y en diferentes períodos de tiempo y carecen de orden en el proceso de planificación” (el subrayado es mío); por lo que recomienda “que para organizar y llevar a cabo el proyecto, se incluyan todos los requerimientos en un solo paquete y este sea elaborado por un consultor que pueda abarcar todos los aspectos: trazado, costos de inversión, operación y mantenimiento, estimación de demanda, evaluación económico – financiera”.

Es oportuno resaltar que justamente esta última recomendación es la que se aplicó en el caso del Metro de Quito durante su planificación (2009 al 2012, período en el que actúe como Secretario de Movilidad), lamentablemente, no se apeló a esa positiva experiencia y si se revisa el listado de contratos realizados que se presenta en la Tabla No. 1, puede verse que todavía no se corrige el problema, lo que sin duda genera incertidumbres sobre la calidad y utilidad de los resultados y de la preinversión hasta ahora realizada.

La misma consultoría de Arias & Villagómez establece que por el carácter preliminar de los estudios ya finalizados, no es posible determinar con precisión la demanda de pasajeros que podría ser atendida y por tanto, no se puede dimensionar adecuadamente la obra ni determinar los costos de inversión requeridos, como tampoco establecer los indicadores financieros de la operación, que entre otras cosas, permiten determinar la tarifa a cobrar.  Por ello, los consultores, sobre la base del concepto de planificación resumido en filas superiores, recomiendan que “una vez que todo el proyecto se encuentre dimensionado y estructurado, se puede proceder a realizar los diseños definitivos” y luego por supuesto, iniciar la construcción y si se insiste en ello, los actos inaugurales de esta fase que se crean pertinentes.

En resumen, el principal ofrecimiento propio de esta administración municipal en materia de movilidad todavía está verde y falta quemar varias etapas para poder determinar su factibilidad.  Para este propósito, llamo particularmente la atención sobre el tema tarifario, ya que los estudios preliminares muestran que considerando solamente los costos de operación y mantenimiento, un valor del pasaje de 50 centavos, el doble de lo que actualmente cuesta el pasaje en bus, sería insostenible financieramente y se requeriría de un subsidio, que vistas las actuales limitaciones financieras del Municipio, demanda un detallado análisis específico, más complejo aún, si la obra se construye en alianza público – privada, como fue inicialmente anunciado.

Dentro de este marco de la factibilidad mismo, otra demanda que he formulado es la necesidad de simular la operación de estas líneas de cables dentro del sistema integrado de transporte público, de manera de establecer las conexiones con los otros elementos, como los servicios de buses convencionales y del Metrobús-Q que son los que complementarían las necesidades de desplazamiento de los usuarios entre su origen y su destino final.  Integración física, tarifaria y operacional son requisitos claves del sistema de transporte público diseñado a propósito del Metro y constantes en la normativa metropolitana vigente, que requieren ser incorporados en el diseño de cada nueva intervención, para mantener los criterios básicos de optimización y mejora continua de todo el sistema.

En el pasado lo he mencionado y lo sostengo, la propuesta del transporte por cables no es mala de inicio, pero requiere un análisis técnico debidamente planificado, para determinar su viabilidad; mientras tanto, le convendría a la actual administración municipal bajar los decibeles del show mediático y concentrarse en lo realmente importante.  Por ello, resulta sorprendente por decir lo menos, el insistir en que este servicio estará operando en el segundo semestre del 2016, como lo ha hecho el alcalde (http://goo.gl/UryK1I), cuando la evidencia aquí presentada y la propia planificación de la EPMMOP, empresa encargada de la ejecución del proyecto, señala que a finales del presente año, se espera un avance del 30% de la primera línea del proyecto … con suerte.