En estos
días, al calor de las ofertas presentadas para la construcción de la Fase 2 del
Metro de Quito, ha recobrado vigencia el debate sobre su pertinencia y sobre su
solidez técnica. Periodistas, políticos
y expertos de todo nivel, pero sobre todo ciudadanos a través de las redes
sociales, se han pronunciado con posiciones de todo tipo: desde aportes técnicos
propositivos para que la revisión de las ofertas permita avanzar en la ejecución
del proyecto, hasta rechazos al proyecto cargados de subjetividad, pasando por preocupaciones
legítimas y bien sustentadas.
Por esto,
a continuación presento algunos argumentos frente a reiteradas preguntas o
afirmaciones que aparecen en las redes:
1.
“el
Metro no es ninguna solución para los problemas de movilidad o del tráfico en
Quito”
El problema de la movilidad en Quito
es un asunto muy complejo que no puede ser resuelto mágicamente de la noche a
la mañana y requiere una propuesta integral y un direccionamiento estratégico.
Por ello, el Metro nunca fue propuesto como esa solución mágica, sino como
parte de un nuevo modelo de movilidad que debe atender desde la estructuración
y ocupación del territorio y la distribución de los servicios, para reducir el
número y la magnitud de los viajes (gestión de la demanda dicen los expertos),
hasta la generación de alternativas, lo más sustentables posibles, para
resolver las necesidades de desplazamiento (gestión de la oferta), donde el
mejoramiento del transporte público, la promoción del transporte no motorizado
y la optimización del uso de vehículos particulares y motos, constituyen los
ejes de intervención.
El Metro, como uno de los elementos
del sistema integrado de transporte público, es la columna vertebral que
consolida el tejido de una red de servicios longitudinales y transversales,
algunos de ellos alimentadores y otros troncales, que abarcan no solo el
hipercentro de la ciudad (entre la Villa Flora y la Y), sino también sus barrios
periféricos e incluso las parroquias rurales y los cantones circunvecinos.
Este concepto de sistema integrado, ha
sido diseñado conceptualmente, ha venido siendo implementado en los hechos (ver
el artículo “No se ha hecho nada en movilidad
…” en este mismo blog) y se ha establecido legal e institucionalmente con
la Ordenanza No. 194, sancionada en marzo del 2012,en cuyo artículo tercero
señala que los componentes del sistema son el Metro, el Metrobús-Q (con sus
corredores exclusivos) y las líneas convencionales.
En este esquema, el Metro tiene tres
ventajas principales para la movilidad de la ciudad: (a) velocidad de
desplazamiento en condiciones seguras, 34 minutos entre Quitumbe y El Labrador;
(b) capacidad de pasajeros, con un piso de 400 mil y un techo de 600 mil, en la
misma infraestructura, frente por ejemplo a los 250 mil del trole; y, (c) la
liberación de capacidad vial en superficie para favorecer otros elementos del
sistema, como los buses y articulados, las ciclovías o la ampliación de
veredas.
2.
“los
estudios del Metro de Quito están mal hechos”
El proceso de planificación del Metro
ha sido muy riguroso y de acuerdo a los estándares nacionales e internacionales
para inversiones de este tipo; de hecho, la Secretaría Nacional de
Planificación y Desarrollo (SENPLADES) lo declaró como proyecto prioritario y
financió los estudios a través del Instituto Nacional de Preinversión (INP).
Este proceso de planificación arrancó
con una fase de prefactibilidad, donde se diagnosticó el problema, se evaluaron
alternativas de solución, se desarrolló el concepto del sistema integrado de
transporte público y se escogió el trazado de la primera línea del Metro para
verificar su viabilidad como servicio de transporte y como obra de ingeniería;
el resultado de esta fase se entregó y socializó ampliamente en junio del 2011.
Luego de esta fase, se realizaron los estudios de ingeniería definitivos de la
primera línea del Metro, a partir de un estudio profundo y de enorme detalle de
las características del suelo y el subsuelo de Quito, incluyendo las variables
urbanas, ambientales, patrimoniales y sociales; estos estudios, que sirvieron
de base para los pliegos de contratación, fueron entregados en septiembre del
2012.
Cabe señalar además que la
organización que articuló toda la asistencia técnica para estos estudios fue
Metro Madrid, que a la fecha de realización de los estudios era la empresa
pública que más kilómetros de tren subterráneo había desarrollado en las dos
décadas precedentes en el mundo occidental.
Vale mencionar que estos estudios, a más de la fiscalización propia del
Municipio, fueron revisados por los equipos técnicos de la Corporación Andina
de Fomento, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Europeo de
Inversiones y el Banco Mundial, y por los propios consorcios interesados en
participar en la construcción de la obra, que incluyen a muchas de las más
grandes empresas constructoras de metros en el mundo, provenientes de España,
Italia, Brasil, México y Corea.
Con relación al costo de estos estudios,
vale destacar que la inversión de casi 30 millones USD financiados por el
Gobierno, equivalen a menos del 2% del valor total de la obra, lo que está
dentro de los rangos de gasto normales en preinversión para este tipo de
proyectos.
Todos estos hechos hablan de la
responsabilidad con la que se manejó el tema y contradicen esa afirmación
inicial.
3.
“los
estudios han subestimado los costos”
Aseveración precipitada. Hay que esperar responsablemente que la
comisión encargada de la evaluación de las ofertas termine su trabajo. En este sentido, debe aclararse en primer
lugar que el precio referencial (ver Tabla No. 1) no fue resultado de una
adivinanza, sino de un análisis de precios unitarios y de cantidades de obra, a
partir de los diseños de ingeniería definitivos. Por ello, la comisión debe revisar rubro por
rubro y precio unitario por precio unitario de todas las ofertas, para
identificar los ítems que han provocado la elevación del monto total.
De mi modesta experiencia con
proyectos grandes, es probable que hayan tres o cuatro rubros que tienen esa
característica y que son susceptibles de ser reevaluados, a fin de ajustar los
valores inicialmente consignados; se lo ha hecho en otros contratos y es una
obligación hacerlo con este, poniendo todas las alternativas sobre la mesa,
incluyendo la elevación no justificada de algunos rubros por parte de los
oferentes, aprovechando el clima generado por los propios voceros de los
contratistas y de expertos que se han encargado de enrarecer el ambiente con
declaraciones desafortunadas, que alientan a los oferentes a subir de precio,
en desmedro de los intereses de la ciudad y el país.
Tabla
No. 1
Componentes de los costos del
Metro, según los precios referenciales
Componente
|
Costo
(USD)
|
%
|
Fase 1
|
87.200.000
|
5,81
|
Fase 2
|
1.097.100.000
|
73,14
|
Trenes
|
193.000.000
|
12,87
|
Gerencia
|
16.000.000
|
1,07
|
Fiscalización
|
30.000.000
|
2,00
|
Expropiaciones y escombreras
|
19.700.000
|
1,31
|
Otros y ajustes
|
56.935.000
|
3,80
|
Total
|
1.499.935.000
|
100,00
|
Para destacar la validez de lo
expresado, es conveniente traer a colación dos hechos concretos sobre este
mismo proyecto. El primero, la oferta
ganadora para la construcción de la Fase 1 presentó un valor de 86 millones de
dólares, pero luego del análisis de la oferta y la negociación con el futuro
contratista, se llegó a un precio contractual de 76 millones; es decir un 12%
menos. Lo segundo, en la licitación para
la provisión de los trenes, sobre un precio referencial de 193 millones, se
terminó adjudicándola en 183 millones; es decir un 5% menos.
En esta misma línea de respuesta, otro
de los argumentos que se ha esgrimido es que en varias ciudades de la región,
los metros son más caros que lo proyectado y se pone de ejemplo los casos de
Panamá y Lima. No son casos comparables
pues, para acortar los plazos, en el primer caso es un contrato “llave en mano”
y en el segundo el contratista debe buscar el financiamiento. Quito optó por un modelo de gestión distinto,
responsabilizándose por los estudios de detalle y el financiamiento, para
abaratar los costos. Esta es una
condición muy importante que hace diferentes los escenarios.
Finalmente, es factible realizar
ajustes técnicos que permitan optimizar el proyecto técnico lo que podría reducir
su costo para asegurar su viabilidad financiera.
4.
“también
hay una subestimación de los plazos”
Ninguno de los revisores de los
estudios, ni los oferentes han cuestionado el plazo de construcción de 36 meses
establecido en los estudios; lo que ha hecho la actual administración es
ampliar el plazo contractual a 42 meses, incluyendo en él los 6 meses de “pruebas de integración” y “pruebas de marcha en blanco” (operación
de toda la línea incluido el material móvil), que antes no se consideraba, toda
vez que estas pruebas sin ser responsabilidad del contratista (sino del futuro operador),
si requieren de su colaboración.
En ningún caso contradice el plazo de
construcción original; es más, en los pliegos se establece que ese plazo es
fijo y corresponde a la gerencia del proyecto y a la fiscalización del contrato
ver que esto se cumpla cabalmente.
5.
“la
tarifa planteada no es real y debería ser de más del doble o el triple”
Otra afirmación sin fundamento. Como
se puede ver en los estudios hechos públicos en septiembre del 2012, con la
tarifa de $0,45 propuesta se cubren los costos operativos del personal, la
energía, el mantenimiento y la gestión administrativa, generándose incluso un
superávit que permitiría una reserva para nuevas inversiones. La comparación con los costos en otros países
no es una buena referencia, porque los costos de personal, administración y
energía, que sumados representan la mayor parte de la operación, son
diferentes.
Además, el valor de la tarifa depende
de la demanda atendida; así, el mismo metro que transporta 200 mil personas es
más costoso per cápita que aquel que transporta 400 mil. Aquí es claro que para
que esto ocurra, no se puede entender el Metro aisladamente del resto del
sistema integrado de transporte público, ya que el rediseño de los servicios
troncales (los de los corredores exclusivos) y de las líneas convencionales, es
una condición necesaria, no solo para garantizar las demandas de viajes en el
Metro, sino para aprovechar al máximo sus ventajas en cuanto a tiempos de viaje
y capacidad de transporte.
Los datos señalan que en los 30 años
de operación contemplados en el análisis, con esa tarifa y los ajustes que
deben hacerse en el tiempo, indicados en los estudios, los ingresos por tarifas
y otros (explotación comercial de las estaciones o venta de certificados de
reducción de emisiones, por ejemplo), alcanzarían los 812 millones de dólares,
frente a los 509 millones de los costos.
Una última consideración: ni aquí ni
en ninguna parte del mundo la tarifa cubre los gastos de inversión de sistemas
de transporte de alta capacidad; esta es una inversión social para atender una
necesidad primordial de la gente, tal como un hospital o una escuela.
6.
“el
proyecto es muy caro y bordeará al menos los tres mil millones de dólares”
Ni siquiera con la oferta más cara de
las cuatro presentadas (ver Tabla No. 2) se llegaría a la cifra de tres mil
millones de dólares, por lo que argumentar a partir de eso es una aventura;
estoy seguro que si se analizan responsablemente las ofertas y se negocia
apropiadamente con la mejor de ellas, los costos finales distarán de esa cifra
y estarán más próximas a la originalmente planificada; habida cuenta de la
calidad del estudio de ingeniería y del nivel de detalle demandado para la
presentación de los costos, que es un elemento que cuidadosamente se incorporó
en los pliegos justamente para permitir ese análisis y negociación.
Tabla
No. 2
Análisis preliminar de las
ofertas presentadas para la construcción de la Fase 2 del Metro
No hay que alentar a que los precios
suban; por el contrario, lo responsable con los intereses de la ciudad y del
país es generar un ambiente adecuado para negociar a la baja. Por otro lado, sobre la magnitud de la inversión,
lo caro o barato no puede pensarse solamente en términos económicos o
financieros, sino que tiene que incorporarse una visión de rentabilidad
social. Afortunadamente el Gobierno y la
SENPLADES piensan de esta manera; por ello han decidido apoyar la planificación
y construcción de este proyecto considerando, además de la indudable mejora de
la calidad de vida de todos los quiteños, los efectos fiscales positivos que
tendrá el ahorro en subsidios a los combustibles fósiles y en la importación de
rubros como las llantas y los impactos positivos sobre la matriz energética y
la calidad del aire de Quito.
Esa visión de no hacer las cosas
porque son muy caras, no se compadece con la necesidad imperiosa de atender
este tema y los beneficios sociales que acarrea esta solución.
Finalmente, sobre la responsabilidad
del gasto, por si alguien cree que el Municipio no lo puede afrontar: según el
Código de Planificación y Finanzas Públicas (COPLAFIP) instrumento aprobado por
este Gobierno, el indicador de deuda sobre ingreso total, en el año más difícil
del endeudamiento del Metro, apenas rebasa el 100%, cuando el límite legal es
del 200%; y, el indicador servicio de deuda sobre ingresos totales sin
financiamiento llega al 12% en el año más difícil, frente al 25% establecido
como límite legal. Es más, las condiciones de financiamiento alcanzadas (ver
Tabla No. 3) son muy favorables para poder estructurar la base financiera
municipal y del gobierno de manera oportuna.
Tabla
No. 3
Condiciones del financiamiento
para el Metro de Quito
Fuente (banco)
|
Monto (millones USD)
|
Tasa de interés anual (%)
|
Plazo de gracia (años)
|
Plazo de pago (años)
|
Titular de la deuda
|
Europeo
de Inversiones (BEI)
|
259
|
2,0866
|
5
|
15
|
Gobierno
|
Interamericano
Desarrollo (BID)
|
200
|
2,6146
|
13
|
12
|
Gobierno
|
Andina
de Fomento (CAF)
|
250
|
2,4695
|
3
|
12
|
Gobierno
|
Mundial
(BM/BIRF)
|
200
|
0,9296
|
15
|
15
|
Municipio
|
del
Estado (BdE)
|
152
|
7,8194
|
3
|
12
|
Municipio
|
Titularización
NAIQ
|
80
|
2,2080
|
16
|
Municipio
|
|
Proveedores
material móvil
|
193
|
8,5000
|
5
|
15
|
Municipio
|
En otras palabras, claro que tres mil
millones son bastante, pero una adecuada gestión política y un manejo
administrativo responsable, como el realizado por la anterior administración,
permitirán estar lejos de esa cifra y manejar el Municipio con una profunda
visión social, sin asustarse ni asustar, realizando las tareas para las cuales
están electos los gobernantes.
Hay otras afirmaciones, rechazos al
proyecto cargados de subjetividad, que no hemos topado porque son estériles para
la construcción de la ciudad y poco relevantes para el debate. Pese a ello, espero que estas respuestas
contribuyan a una discusión más objetiva sobre este problema.
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