miércoles, 16 de julio de 2014

Seguridad vial ha sido un tema prioritario en Quito y debe seguirse en esta dirección

Carlos Páez Pérez
16.07.2014



La tasa de muertes en accidentes de trá­nsito disminuyó sostenidamente de 19,3 por cada 100 mil habitantes en el 2009, a 12,8 en el 2013



Una de las manifestaciones del tráfico que a veces no se ha tratado debidamente es la de la seguridad vial, expresada en el lamentable incremento de accidentes de tránsito y su secuela de muertos, heridos y lesionados permanentes.  Este tema, que según la Organización Mundial de la Salud, es uno de los problemas más graves que enfrenta el sector en todo el planeta, en muchas ocasiones es invisibilizado por la congestión, que ocupa recurrentemente la mayor parte de las páginas de periódicos y los tiempos de noticieros.  Para valorar este problema en las agendas gubernamentales, la ONU ha declarado al período 2011 – 2020 como la Década de Acción por la Seguridad Vial.

Consecuentemente con ello, afortunadamente en nuestro país las cosas están cambiando y se ha empezado a jerarquizar este tema mediante un conjunto de medidas legales, técnicas, educativas y de control, articuladas de manera integral. Así, la antigua “ley de tránsito” ha sido reemplazada por la Ley Orgánica de Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial; las autoridades han desplegado esfuerzos para atender este aspecto desde el control, el diseño y la infraestructura vial; la condición de los vehículos y la educación ciudadana son parte de las actividades nacionales permanentes.

En Quito también hay éxitos relativos que destacar y vale la pena hacerlo.  En efecto, como se puede observar en la información tabulada y gráfica que sigue a continuación, preparada por el Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana del Municipio de Quito con datos provistos por el Departamento Médico Legal de la Policía Nacional, en el período 2009 – 2013 -correspondiente a la administración municipal de Augusto Barrera en la cual trabajé como secretario de Movilidad-, la tasa de muertes en accidentes de tránsito disminuyó sostenidamente de 19,3 por cada 100 mil habitantes en el 2009, a 12,8 en el 2013. Es decir, una importante reducción del 33,7%, pese al incremento de más del 40% del parque vehicular en ese mismo período y el consecuente agravamiento de las condiciones generales de circulación. 

Tabla No. 1
Datos básico de seguridad vial en el Distrito Metropolitano de Quito 2009 – 2013 (18vo. Informe de Seguridad Ciudadana 2013 del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana y Dirección de Tecnologías de la Movilidad 2013)

Año
Número de vehículos que han aprobado la revisión técnica vehicular
Número de muertes enaccidentes de tránsito
Tasa de muertes en accidentes de tránsito por cada 100 mil habitantes
2009
284.094
409
19,3
2010
334.461
390
16,8
2011
367.500
301
12,7
2012
382.317
321
13,3
2013
399.303
314
12,8

Figura No.1
Número de muertes en accidentes de tránsito por cada 100 mil habitantes, en el Distrito Metropolitano de Quito, período 2003 – 2013 (18vo. Informe de Seguridad Ciudadana 2013 del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana)


Tabla No. 2
Evolución del número de muertes en accidentes de tránsito en el primer trimestre del período 2009 – 2014 (Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana, 2014)

Mes
2009
2010
2011
2012
2013
2014
Enero
40
36
29
30
23
25
Febrero
39
44
19
28
14
18
Marzo
37
37
30
24
31
28
Total trimestre
116
117
78
82
68
71

Por tanto, al menos en el caso de Quito, hay que señalar que el ejercicio de las competencias de tránsito por parte del municipio, no ha empeorado la seguridad vial.  Por el contrario, para este avance mostrado contribuyó la definición de la seguridad vial como uno de los elementos estratégicos transversales en el nuevo modelo de movilidad que impulsó la anterior administración municipal y que se expresó en programas emblemáticos como “Seguros a Clases” y la “Semana de la Movilidad” y las campañas de comunicación de “Convivencia Vial” y “De qué lado estas tu” que se desplegaron a lo largo de los años mencionados.  

El reto de las actuales autoridades es continuar en esta tarea y reforzarla aún más, para hacer realidad ese pensamiento de que una ciudad moderna no es aquella llena de grandes avenidas e intercambiadores de tránsito, sino aquella con calles por los que puedan circular seguros nuestros hijos.

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